LOS ROSTROS DE LA CAMPAÑA DEL “NO” QUE SE INTERPRETAN A SÍ MISMOS EN LA PELÍCULA

Músicos, políticos y estrategas del triunfo de la campaña del NO en 1988 se repiten el plato como actores en la película de Pablo Larraín que postula al Oscar como mejor película extranjera. Entre ellos, el ex Presidente Patricio Aylwin, Patricio Bañados, Carlos Cabezas y Eugenio García.

Sin miedo, sin violencia, pero con un un humor negrísimo que tiñe todo el metraje, la película “No” de Pablo Larraín (“Post Mortem”, “Tony Manero”) rescata toda la creatividad y recursos sui generis que en su momento tuvo la campaña que invitaba a votar contra la dictadura de Pinochet previa al plebiscito de 1988.

En tal sentido, la cinta que postula al Oscar como mejor película extranjera, recurre a un casting formidable encabezado por el actor mexicano Gael García Bernal, Luis Gnecco, Alfredo Castro y Jaime Vadell, pero también a la participación histórica de figuras como el ex Presidente Patricio Aylwin, el periodista Patricio Bañados, el músico Carlos Cabezas y el sociólogo Eugenio Tironi interpretándose a sí mismos.

La película narra cómo se gestó la campaña de slogans para la franja de 15 minutos de la opción NO contra Pinochet durante el mes previo al plebiscito.

La alegría ya viene

Uno de los participantes fue Patricio Aylwin Azócar, quién se convertiría en el primer Presidente de la transición a la democracia. Durante la película se le puede ver asistiendo a una de las sesiones de grabación de este material junto a Patricio Bañados quien recibe instrucciones sobre el mítico saludo con que se dirigió durante 27 noches a la ciudadanía que sintonizó la franja política: “Chile, la alegría ya viene. Buenas noches”.

Por su parte, el músico Carlos Cabezas, es la voz que suena en la maqueta de de ese recordado jingle. En realidad, el creador de esa melodía fue Jaime de Aguirre, quien más tarde sería director de programación de TVN y gerente de Chilevisión.

En un atractivo giro del casting, De Aguirre participa acá del otro bando, y es parte del gabinete creativo de la dictadura junto a Eugenio García (otro creativo de la campaña del No en la vida real) y una amplia galería de militares que realizan sombríos focus group para entender el sentido de la campaña de la oposición.
Tironi y asociados

El sociólogo Eugenio Tironi se interpreta a sí mismo también como uno de los asesores de la campaña del No. Un sicólogo que analiza la textura del votante y plantea las primeras dudas sobre cómo unir a una ciudadanía tan disímil en torno a un mensaje común.

Otros roles trascendentes para la historia real, pero fugaces en la película corren a cargo de Florcita Motuda, uno de los más entusiastas artistas de la campaña del No e intérprete del recordado “Vals del No”.

En el mismo tono, aparecen Tati Penna, Cecilia Echenique y las hermanas Isabel y Tita Parra, grabando una sesión de “No me gusta no”, otra de las canciones que tejieron el imaginario musical del período.

La gracia de estas apariciones radica en que las actuaciones se alternan con material de archivo de hace casi 25 años. Aunque el tiempo haya hecho lo suyo, los personajes lucen naturales y cercanos gracias a que la cinta fue grabada en U-matic, sistema de registro análogo de la época.

Fuente: La Nación

“NO” SE CONVIERTE EN PRIMER FILME CHILENO EN COMPETIR EN LA NOCHE DE LOS OSCAR

La película de Pablo Larraín, que tiene en su elenco a Gael García Bernal, Alfredo Castro, Luis Gnecco y Antonia Zegers, competirá por la estatuilla de la Academia el próximo 24 de febrero.

Dedicar todo esto a los señores Eugenio García y José Manuel Salcedo. Ellos la hicieron, nosotros la repetimos”, señalo en su twitter Pablo Larraín (@pablofabula), director y gestor de la película chilena No, quien finalmente quedó entre las 5 que competirán por el Oscar al mejor filme extranjero.

Esta es la primera vez que una película chilena resulta nominada por la Academia y de esta forma, la historia que narra la campaña del plebiscito de 1988, deberá competir con Amour de Austria, Kon tiki de Noruega, War Witch de Canadá y A royal affair de Dinamarca.

La decisión de cuál filme se queda con la estatuilla a la mejor película extranjera será dada a conocer en la ceremonia oficial el próximo 24 de febrero.

Mientras, como dijo Larraín en conferencia de prensa tras conocer la noticia, “los ojos del mundo están puestos en el cine chileno”. “Me siento orgullo de formar parte de una generación de cineastas chilenos que están mostrando películas por todo el mundo”, aseguró el hijo del senador Hernán Larraín y la ex ministra de Vivienda Magdalena Matte.

Por su parte, el actor principal del filme, Gael García Bernal (Diarios de Motocicleta) señaló a través de twitter: “Gracias a todos por sus felicitaciones tan bonitas. Ando a oscuras todavía, saltando de la felicidad sin haber tomado café aún”.

Tanto él como Larraín, según informó el productor general de NO, Juan de Dios Larraín, viajarán la próxima semana a EEUU para promocionar la cinta y hacer el lobby que requiere una nominación como esta.

Asimismo, el filme estrenado en agosto en los cines de Santiago y que fue presentado en mayo el Cannes, donde el premio “Art Cinema Award”, será repuesto en salas a partir del jueves 17 de enero.

MÁS SOBRE LA PELÍCULA

Actores y personajes reales en una película que no es documental pero que retrata la historia tal como ocurrió en 1988, cuando la dictadura del general Augusto Pinochet se vio obligada, por la presión interna y externa, a convocar a un plebiscito para que la ciudadanía optará entre el Si y el No.

Estas últimas dos letras son las que le dan el nombre al filme de Pablo Larraín, porque relata muy bien como se organizó política y publicitariamente la franja electoral que durante 27 días intentaría convocar a los chilenos a las urnas y sacarles el miedo que se había entronizado en Chile.

Así, durante el desarrollo de la obra, siempre con un toque de humor y sarcasmo, aparecen todos los personajes de la fauna local de esos años, desde el hijo de exiliados (Gael García Bernal) que asume su compromiso a regañadientes hasta su esposa, de la cual está separado y que se la juega en la calle contra la dictadura (Antonia Zegers). En escena, además, los pragmáticos de ambos lados (representados magistralmente por Luis Gnecco y Alfredo Castro) y los revolucionarios, que tratan a todo el mundo de compañero y solo ven en el plebiscito una posibilidad de decir algo. Pero ninguna de ganarlo.

Entremezclando escenas recreadas con los pasajes de la misma franja y material audiovisual de la época, Larraín construye una historia tensa y emocionante, que atrapa a los que vivieron el momento y a las nuevas generaciones, deseosas de conocer lo ocurrido.

Superlativo es la utilización de los protagonistas de la época, como Patricio Bañados y Patricio Aylwin, quienes se representan asimismo; también el trabajo que desempeñan Jaime de Aguirre, Juan Enrique Forch y José Manuel Salcedo, hombres clave en la franja del NO que aparecen actuando en el lado de la dictadura.

Una película que dará que hablar y que, como dijo García Bernal en una de las tantas entrevistas que dio, mostrará al mundo como en Chile se derrotó a una dictadura feroz con un lápiz. Muy recomendable.

Fuente: El Periodista

“ES UN RECONOCIMIENTO QUE LLEGÓ VARIOS AÑOS DESPUÉS”

Eugenio García, creador de la campaña del NO: “Es un reconocimiento que llegó varios años después”

El creador de la recordada campaña televisiva del año ’88 se refirió a la nominación de la película No a los premios Oscar 2013.

Eugenio García, creador de la campaña del NO, se refirió a la nominación a los premios Óscar de la película No de Pablo Larraín.

“Me parece estupendo, es una gran alegría, y además es muy bueno para el cine chileno. En ese sentido felicitar a Pablo Larraín, a Juan de Dios Larraín, y a todos los que trabajaron en la película”, sostuvo en conversación con La Tercera.

Respecto a qué opina del tema de la franja para la que él trabajó vuelva a salir, puntualizó que “para los que trabajamos en la franja del No, esto ha sido como un reconocimiento. En ese momento nosotros sólo trabajábamos, y todos vieron los resultados, pero nosotros nunca esperamos un reconocimiento, y hoy lo recibimos muchos años después”.

García finalmente agregó que “le tengo mucha fe a la película. Aparte, siento que aparece en un momento similar de la historia, en la que hay una sociedad de cambio, que es lo mismo que se vivió durante los años 80′, por lo que me parece muy positivo, no sólo para Chile. Es muy importante para el mundo que el tema salga y se dé a conocer”

Fuente: La Tercera

EUGENIO GARCÍA: LA IMAGEN ES TODO

Hace años que el Estado está empeñado en dar con una Imagen País que proyecte Chile hacia el exterior. Experto en el tema, Eugenio García -quien creó los contenidos del pabellón nacional en la Expo Shanghai y fue el cerebro del iceberg en la ya mítica Expo Sevilla-, lanza una idea audaz: que más que el vino o los paisajes, es el movimiento estudiantil lo que más se puede capitalizar para subirle el puntaje a la marca Chile en el mundo

Por Lorena Penjean / Fotografía: Rodrigo Chodil

De pelo cano y voz pausada, pero con la cadencia de la convicción, Eugenio García (59) se pasea con polerón y jeans por “el otro lado”, su empresa.  Allí, este creativo y consultor se dedica a asesorar a compañías en temas de identidad, cultura corporativa, relaciones con la comunidad, innovación y comprensión de mercados, entre otros. En twitter también hace de las suyas como @garciaelotro.

Con una buena mezcla de soltura y erudición, Eugenio García, es un intérprete de los vientos que soplan en el país y ha sabido traducir a imagen las corrientes culturales.

Hizo la campaña del NO, en 1988, y después de contribuir al regreso de la democracia apelando a la alegría que estaba por venir, un día, antes de llegar a su oficina, giró intempestivamente el manubrio de su auto y manejó hasta Chañaral. ¿Por qué? Ni él mismo lo acaba de entender. Solo recuerda el vacío. No pudo volver a su agencia a vender a los clientes la importancia del concepto queso en los caracoquesos. Entonces, dejó la publicidad a la que había llegado después de estudiar Filosofía para ganarse los porotos.

Una historia que él mismo le contó al actor mexicano Gael García Bernal, protagonista de la película No, de Pablo Larraín, –que se estrena en Cannes este 18 de mayo–, quien llegó hasta su departamento para saber más sobre cómo se gestó la idea de “La alegría ya viene” y del arco iris.

Eugenio es también autor de varias campañas políticas en el extranjero, ideó la campaña de la segunda vuelta de Ricardo Lagos, hizo la identidad corporativa de los cubos del Gobierno de Chile, el premiado pabellón chileno en la Feria del Libro de Guadalajara y el reciente pabellón chileno en la Expo Shanghai, trofeo de oro al mejor desarrollo conceptual de la expo. También fue el director creativo general de la famosa Expo Sevilla que ya cumple veinte años y que, alabado por muchos y vilipendiada por otros, hoy es un mito consagrado. Imposible olvidar ese iceberg instalado en los 40 grados del verano andaluz.

A QUIÉN LE IMPORTA CHILE

¿Por qué necesitamos una imagen país? ¿Y cómo se construye?

Esa es una pregunta que todavía no ha sido contestada, pero a mi juicio las imágenes de los países se forman en base de lo que los países hacen y no de lo que dicen de sí mismos. Tú no formas una imagen país a partir de una campaña publicitaria sino que haces cosas y esas cosas repercuten. Cuando hacemos cosas positivas y sorprendentes crece nuestra imagen país.

Ayer leí que los conflictos estudiantiles le hacen bien a la imagen país, eso es raro, ¿o no?

No es raro. Porque, primero, los dirigentes son atractivos y eso es importante en un mundo que se deja influir por las imágenes. Alguien decía en twitter que en Chile los elegimos por casting porque son todos guapos. Segundo, están luchando por una causa noble que atañe a todo el mundo: la educación. Tercero, muestran creatividad. Si esto mismo pasara en cualquier otro país tú lo verías con simpatía.

¿Tenemos una imagen país clara?

Nadie en el mundo está preocupado de Chile. Y está bien que así sea porque cuando eres tema, en general, es por cosas malas. La última vez que fuimos tema fue por la tragedia de los mineros. Se mostró decisión, fuerza de voluntad, grandes valores humanos, pero el entorno era de pobreza. El campamento que se armó arriba era precario, las condiciones de vida de los mineros eran básicas. La gente queda con la idea de que los chilenos son buenas personas, pero son pobres. La imagen no miente.

¿Por qué nos obsesiona que nos miren y hablen de nosotros?

Eso es típico de un país inseguro, de un país adolescente que no tiene su identidad formada y que busca que lo validen y que le digan que es lindo. Hay que ver cómo la TV chilena entrevista en el verano a extranjeros que dicen que Chile es lo máximo.

¿Qué nos falta para tener identidad?

Identidad tenemos pero no hemos sabido sacarle partido. Nuestro relato nacional está limitado a cuatro o cinco lugares comunes que venimos repitiendo desde hace décadas: que los paisajes, que el país serio, que la excepción en el continente, que la baja corrupción y bla bla. Nos definimos como un país serio, bueno para los negocios y la inversión extranjera… y con bellos paisajes. Eso es una idea pobre de nosotros mismos. Y eso que tenemos a la poesía que llena de valor nuestra identidad nacional. Pero, para llegar a entender que la poesía es un aporte original que hacemos al mundo, debemos salir de la obsesión de la cifra económica que nos tiene atrapados en una identidad chata, sin imaginación, que no entusiasma a nadie.

A propósito del pabellón de Chile en la Expo Sevilla. ¿Recuerdas la irónica columna del New York Times que decía algo así como “La idea de Chile que nos dejó helados”?

El pabellón en la Expo Sevilla fue alabado y criticado, pero eso pasa cuando presentas algo que desconcierta. Todos esperaban un stand de un país lamentoso, saliendo de una dictadura, con pocos recursos, con una imagen asociada a lo folclórico sud-americano. Nosotros hicimos todo lo contrario. Llevamos el hielo para decir que éramos distintos a la idea de un país de América del Sur con playas tibias, palmeras y vacaciones.

¿Y ahora, en la Expo Shangai, cuál fue la imagen de Chile que quisiste transmitir?

La Expo Shanghai tuvo como tema “Mejores ciudades para una vida mejor”. Propusimos 8 principios aplicables a cualquier ciudad del mundo que, si se toman en cuenta, se mejora la vida urbana. En pocas palabras, planteamos que la ciudad no es un conjunto de edificios, calles, plazas, sino que es un espacio de relaciones entre personas que conviven para colaborar entre sí.

ÉTICA DE COLABORAR

Tenemos un presidente mal evaluado y un país en el que en las cifras se supone que anda bien. ¿Qué pasa ahí?

Ese es un tema más complejo. Cuando dices el país marcha bien, hay varios supuestos detrás de eso, tenemos que preguntarnos en qué marcha bien. Ok, podemos responder que los indicadores económicos están bien, pero hay un poema de Parra que es muy lúcido: “Hay dos panes, usted se come dos, yo ninguno. Consumo promedio, un pan por persona”. Entonces las cifras pueden estar súper bien, pero si vas a las postas, a las poblaciones, o si ves el trato que reciben las comunidades mapuches, no estamos tan bien.

La presidenta Bachelet gozaba de gran cariño y el país era casi el mismo. ¿Por qué ahora surge el descontento?

Independiente del presidente de turno, lo que importa es que el país ha tomado conciencia de que no necesariamente es bueno el modelo que estamos llevando. Que a pesar de que los índices económicos estén bien, la pregunta es ¿me gusta vivir así? ¿Estoy de acuerdo con esto? ¿Quiero seguir viviendo solo para mí y no preocuparme de los demás?

¿No te gustaría asesorar al gobierno?

No. Porque no creo que ese sea el foco. Es mucho más profundo. Hay que cambiar el modelo. Entonces si me llaman para cambiar el sistema, sí; para instalar una nueva ética, sí. Una ética de colaboración perfectamente ejemplificada en Iván Fuentes, el dirigente del movimiento de Aisén. Mientras sigamos compitiendo y sacándonos los ojos estamos sonados.

¿En qué momento estamos ahora?

En un momento de expectación, buenísimo para la sociedad chilena, que el cambio va a ser para mejor de todas maneras. Lo más importante ahora es cuidar el bien común, porque de esto se trata todo esto, en vez de preocuparnos por nosotros mismos, tenemos que preocuparnos por el bien común. Lo segundo es la libertad, permitir la expresión individual sin pasar a llevar el bien común. Como dice Iván Fuentes: “Que venga el capital pero que comparta sus riquezas con nosotros”. Eso es. Si alguien tiene la capacidad de generar riquezas, fantástico, pero esa riqueza que la comparta.

Y después de haber participado en el retorno de la democracia ¿Qué te provoca ver cómo se le pone la lápida al arco iris de la Concertación?

Las agrupaciones políticas nacen porque tienen un drama que resolver. Y ese drama que los convocó quedó resuelto con el triunfo en el plebiscito. El segundo drama era hacerse cargo del gobierno, y lo hizo Aylwin súper bien. Luego, era desarticular las cosas que habían quedado amarradas y que eran negativas para la democracia y ahí estuvo Frei y lo logró. Cuarto problema: volver a instalar a la izquierda en el poder con progreso y seriedad, y ahí estuvo Lagos. Quinto drama: una mujer en el poder. Bachelet lo hizo y lo logró. Ya.

¿Y ahora en qué estamos?

Hoy es la ciudadanía la que está poniendo los temas. El caso Aisén es maravilloso. La gente no necesita mediación de nadie. Es irrelevante la coalición política que esté al mando. El gobierno puede mandar leyes y eso, pero lo más interesante es el fenómeno de que el poder está dispersándose hacia los ciudadanos y consumidores. Esa es la gran oportunidad. ·

Fuente: Paula

UN MODELO PARA ARMAR

Un diagnóstico: “Estamos ante un cambio de paradigma”

El consultor Eugenio García dice que el caso La Polar les abrió los ojos a los chilenos: el agobio no era de unos pocos, sino que de todos. Y ahí dijeron basta. ¿Qué hacer? Nadie tiene una respuesta, por eso hay que partir de cero.

Por Paulo Ramírez

El trabajo de Eugenio García es ponerle nombre a lo que está pasando. Las empresas y las instituciones lo llaman para que les diga cuál es el signo de los tiempos. En mayo pasado, en un estudio encargado por Icare, ese signo de los tiempos se resumía en esta frase pronunciada por un chileno promedio: “Estoy feliz de participar en el sistema, pero me siento agobiado”. Un mes después, en un estudio para otro cliente, apareció la sorpresa. El chileno medio decía: “Éste sistema es injusto; hay que cambiarlo”.

Eugenio García tiene estudios de filosofía, ha sido publicista y fue director de Programación de TVN, pero lo que verdaderamente lo define es su labor como consultor, en una empresa llamada provocativamente El Otro Lado. Su concepto favorito: el sentido común. Y lo que ve por estos días es un cambio revolucionario en el sentido común de los chilenos.

“Estamos ante un cambio de paradigma. Todo lo que teníamos por seguro, por estable, por consolidado, está puesto en duda”, dice, sentado en su oficina, una casa estilo inglés en el barrio Alonso de Córdova, todavía medio amargado por haber sufrido un robo el fin de semana.

– ¿Todo puesto en duda? ¿La democracia, el mercado, el sistema en sus bases?

– Sí, pues. Porque al final la democracia no es tan democracia… el mercado no es tan libre. Y eso se produce porque la democracia representativa obliga a que los representantes tengan autoridad y que sean reconocidos y respetados por sus votantes. En cuanto al mercado: para que el mercado funcione tiene que haber igualdad de poderes entre el consumidor y el oferente. Y este mercado al que estamos acostumbrados tiene mucha desigualdad: inequidad de información, inequidad en el poder que detentan unos y otros. Los consumidores tienen muy poco poder, y eso hace que los grandes poseedores acumulen mucho más de lo que corresponde, lo que genera que la gente se sienta estafada, porque recibe menos de lo que le prometen. Los supuestos del sistema no son tan verdaderos, entonces…

– Esa descripción es la que hemos tenido siempre, y por lo mismo decimos con toda naturalidad que siempre habrá ricos y que siempre habrá pobres. ¿Qué cambió ahora?

– Ahora el ciudadano, el consumidor, tiene poder. Porque ha surgido la idea de un “mercado gratuito”, gracias a internet, donde accedes a bienes, servicios y conocimiento que es gratis. Y a través de las redes sociales, sobre todo de Twitter, la gente manifiesta su opinión. Eso empieza a armar mayorías opinantes, actuantes, intervinientes, que en otro momento era imposible que se juntaran.

– ¿Por qué Twitter le parece tan relevante?

– Porque es instantáneo y forma opinión, pautea a los medios: un medio publica algo que no gusta y le caen todos encima y cambian. Los están pauteando, y lo hacen simples tipos que andan por la calle. Hay algo distinto, la información está siendo entregada por tipos de la calle. Twitter le ha puesto una velocidad enorme a todo. Tú sabes inmediatamente lo que está pasando. Y conoces la opinión del otro. Son las masas hablando.

– Muchas de esas mayorías no tienen acceso a las nuevas tecnologías…

– Es que ésta es una revolución de la clase media. No es una revolución del pueblo obrero. En todo caso, el acceso a los smartphones y a internet ya no es tan elitista. Pero estamos frente a una revolución de una clase ilustrada que alega porque no se le está dando el valor que ella cree que merece.

– ¿No hay levantamiento del pueblo?

– Para nada. El proletariado va detrás. Es gente que está alegando por la educación, una preocupación de clase media.

– …porque es cara, se les hace impagable.

– Y porque no cumple lo que promete. La gente paga durante 6 años la educación de su hijo y él sale y termina ganando el sueldo mínimo. Entonces no logra independizarse: la educación no cumple con su promesa. Pero no es sólo la educación: es el sistema el que no está cumpliendo la promesa que hace.

– Aun así, ese sistema lo aceptamos durante mucho tiempo.

– No tanto. Han sido unos 30 años desde que adoptamos este sistema, y es cierto que generó riqueza.

– ¿Qué marca el inicio de esa adopción?

– En un momento, en Chile todos quebraron: el año 1982. Ahí comenzamos a acostumbrarnos a que teníamos que arreglarnos con nuestros propios medios. Ése fue un cambio radical. Chile estaba acostumbrado a que viniera el Estado y te salvara de alguna manera. Ése fue el gran cambio, producto de una crisis y un mal manejo del gobierno. Hasta entonces yo pedía un Estado que me protegiera, y a partir del 82 el Estado no sólo no me protegió, sino que me dejó totalmente en la indefensión. Y ahí cada uno tuvo que nadar con sus propios medios.

“Es el momento de co-diseñar, de inventar cosas nuevas, que me permitan desarrollar mi talento, mis capacidades individuales, pero para ponerlo al servicio del bien común: que no se mate esa libertad, pero que tampoco se mate lo que nos convierte en una sociedad”.

– Cada uno se rasca con sus propias uñas. A uno se le aparece como lógico y natural…

– Es que ya lo tienes internalizado. Pero nuestra condición humana nos hace seres individuales y, a la vez, colectivos. Somos así por esencia. Pero este sistema se basa simplemente en que tú, individualmente, acumulas valor para ti. Lo demás lo compras. Pero hay una parte que se olvida, y es que somos también seres colectivos. Y cuando te dedicas demasiado a tu individualidad, el equilibrio se rompe, y lo que tenemos como consecuencia es una sociedad dividida. Por eso el agobio que cae sobre cada persona es enorme y nace este sentimiento de frustración que se ve reflejado en una frase muy elocuente: “Me están cagando”. Y en todo: las telefónicas, las universidades, el gobierno. Y yo estoy aquí, aperrando, rascándome con mis propias uñas, pero ya tengo las uñas ensangrentadas. No doy más.

– ¿También hay un hito que marque la toma de conciencia frente a esa sensación?

– Sí: La Polar. Ese caso demostró que no era un sentimiento individual, no se trataba de mí no más.

– Una especie de demostración a todas luces.

– Y nos estaban cagando de manera ostentosa, porque los gallos tenían autos fantásticos, vivían en casas maravillosas y tenían un aura de respetabilidad que les daba ser los mejores ejecutivos de la década. La Polar dejó la escoba.

– Esa escoba en algún momento toma el rostro de la demanda estudiantil. ¿Cuál es la explicación?

– Yo creo que eso pasa porque es una excusa noble. En Chile creemos que la educación es el camino para surgir. La educación tiene mucho prestigio. Parte con eso y se extiende a todo el resto, porque surge el drama de lo que significa ser chileno hoy. Si eres un chileno medio normal, es un drama. Eso es por este excesivo individualismo: no hay un sentimiento de bien común. Lo que está ahora en juego es si seguimos por este camino de desarrollo, individualista, con acumulación de valor para mí mismo, o si vamos a un modelo donde, sin perder libertad, logremos trabajar para el bien común.

– Pero cuando se opone este modelo con su alternativa tradicional, la utopía socialista ya fracasada, descubrimos que simplemente no hay alternativa.

– Primero cayó el comunismo y su utopía. Lo que está cayendo ahora es la idea de que hay que ser capitalista a concho. Entonces hay que inventar otra cosa. No existe un modelo a seguir. Es el momento de co-diseñar, de inventar cosas nuevas que me permitan desarrollar mi talento, mis capacidades individuales, pero para ponerlo al servicio del bien común: que no se mate esa libertad, pero que tampoco se mate lo que nos convierte en una sociedad.

– Pero un co-diseño así exige un nivel de consenso que hoy parece imposible.

– El acuerdo se logra cuando alguien tiene una postura, otro tiene una postura distinta y negocian hasta llegar a algo en común. ¡Pero ahora nadie sabe lo que hay que hacer! El gobierno no sabe, no tiene idea, y los otros tampoco tienen idea.

– ¿Los estudiantes no saben? Porque sus propuestas son bastante explícitas.

– No saben, y están recurriendo a lo que se les ocurre: nacionalicemos el cobre, hagamos cosas así. Pero en la práctica eso es volver atrás. Lo que hay que hacer es sentarse sin ideas previas y preguntarse a dónde queremos llegar: codiseñar.

– ¿Co-diseñar el sistema educacional? ¿O hay que ir más al fondo?

– Mucho más al fondo: qué país queremos. ¿Queremos un país donde lo que más importe sean los gráficos, las cifras, los números, las lucas? ¿O queremos un país donde lo que importa realmente es el bienestar social y la felicidad de las personas, el desarrollo de las propias potencialidades? Hay que decidirlo, hay que inventarlo.

– ¿Pero dónde se puede discutir un cambio tan profundo? Ya vimos lo que ocurrió hace algunos días en el Senado.

– Cuando hay un cambio de paradigma como éste hay desorden, hay turbulencia, se rompen los límites. Por eso podemos esperar cosas como ésas. Uno puede alarmarse, enojarse, debatir sobre eso, pero no es el tema de fondo. Es parte de un proceso de cambio.

– ¿Cuál es el mensaje?

– Que lo que se invente ahora no puede hacerse entre cuatro paredes. Es un proceso que necesariamente tiene que considerar e incorporar a la gente que está opinando todos los días, en la calle o a través de Twitter, de manera que todos sepan lo que se está discutiendo, para llegar a algunas ideas básicas que todo el mundo comparta y se les pueda dar la forma institucional que se necesite. Está bien cambiar la Constitución, pero ¿para qué? ¿Cuál es la idea que inspira una nueva Constitución? Eso tiene que ser previo.

Fuente: Qué Pasa

MEDALLA DE ORO GANA PABELLÓN DE CHILE EN EXPO SHANGHAI 2010

El premio marca el fin de un arduo trabajo que fue visitado por más de tres millones de personas y donde el eje principal fue el mejoramiento de las relaciones humanas.

Medalla de oro gana Pabellón de Chile en Expo Shanghai 2010

El premio marca el fin de un arduo trabajo que fue visitado por más de tres millones de personas y donde el eje principal fue el mejoramiento de las relaciones humanas.

El Pabellón de Chile en la Exposición Universal Shanghai 2010, recibió la medalla de oro en la categoría “Desarrollo Temático”, para pabellones de hasta de 3 mil metros cuadrados. La premiación fue realizada por el Bureau International des Expositions Universelles (BIE), a 24 horas del cierre de la más exitosa de las Exposiciones Universales de la historia. El premio de la misma categoría, pero para Pabellones de más de 3 mil metros cuadrados, fue otorgado al Pabellón de Alemania.

El Comisionado General del Pabellón de Chile, Hernán Somerville señaló con emoción que “Nuestra propuesta de ´La Ciudad de las Relaciones´ fue muy potente, muy conceptual y temática, y hemos cumplido con creces. Estamos muy orgullosos con esta distinción porque la hemos obtenido en la categoría ´desarrollo temático´ que guarda relación directa con el propósito de esta Expo. Estoy muy satisfecho y orgulloso del equipo que hay detrás de este trabajo. Este no es un proyecto de una persona, sino que es un proyecto País, un proyecto Estado que comenzó bajo una administración y terminó con otra, y estoy muy orgulloso del apoyo que hemos tenido de las dos administraciones para completar este éxito”. Agregó que “este es el mejor premio para Chile luego de tres años de planificación y arduo trabajo”.

El personal del Pabellón de Chile celebró con mucha alegría y emoción esta noticia, pues con la entrega de este galardón culmina un gran proceso de seis meses de trabajo en China, donde más de tres millones de personas visitaron y conocieron la propuesta del Pabellón que tenía como eje central generar más y mejores relaciones humanas para vivir mejor.

Fuente: La Tercera

CHILE RECIBE PREMIO AL PABELLÓN MÁS HUMANO EN LA EXPO SHANGHAI

De una lista de más de 1200 nominados, sólo 20 fueron favorecidos con el galardón que entrega el diario chino de circulación matutina “Shanghai Morning Post”.

El diario chino de circulación matutina “Shanghai Morning Post” entregó los premios “Expo Oscar”, y el Pabellón de Chile, junto a su director Jorge Andrés Iglesias, recibieron el premio al “Pabellón más Humano” de esta Exposición Universal.

Esta premiación, realizada el 17 de octubre, fue parte de un concurso organizado por esta publicación,  en el que buscaban destacar lo mejor de este evento. De una lista de más de 1200 nominados, sólo 20 premios se entregaron.

Es así como Inglaterra se llevó el premio al mejor diseño, Alemania, a la mejor planificación urbana y España, al mejor baile.

El Pabellón de Chile fue destacado por su preocupación hacia el ser humano a través de su propuesta “La ciudad de las relaciones”, y se hizo hincapié en las buenas relaciones entre el staff chileno y los visitantes chinos.

“Agradecemos a los lectores por la confianza depositada en nosotros. Este premio pertenece a todos los miembros de nuestro equipo, a los 33 mineros recientemente rescatados, y a todos los chilenos. Estamos muy orgullos de que una vez más, el tema de nuestro pabellón haya sido destacado”, dijo Jorge Andrés Iglesias, Director del Pabellón de Chile.

Fuente: La Tercera

TENDENCIA: EL OTRO LADO DE EUGENIO GARCÍA

A Eugenio García todos lo conocemos. O, al menos, hemos visto su trabajo político más visible: está la campaña del No de 1988, el eslogan “la alegría ya viene” y el rombo que sirvió como emblema del Poder Ejecutivo desde 2000, cuando salió electo Ricardo Lagos, y que se mantuvo hasta que Sebastián Piñera asumiera como presidente. De hecho, García fue uno de los cerebros comunicacionales responsables de que Lagos le ganara en segunda vuelta a Joaquín Lavín. ¿Por qué? Porque García, que para esa tarea trabajó con Eugenio Tironi, fue uno de los encargados de borrar el estilo combativo y frío del entonces candidato de la Concertación. Y ese trabajo no pasó desapercibido para Lagos: una vez que fue presidente, el ex ministro de Educación y OO.PP., designó a García como uno de sus asesores externos del Segundo Piso.

Aunque claro, García -que creó la agencia de publicidad Porta y que también fue director de Programación de TVN- tenía un ítem en su currículo que hacía aún más lógico que Fernando Schmidt, el subsecretario de Relaciones Exteriores, acudiera a él: García era el hombre detrás de la idea de llevar un iceberg a la Expo Sevilla de 1992, una propuesta que entonces a muchos les pareció desquiciada, pero que cumplió el propósito de cambiar la imagen de un país que trataba de reinventarse después de una larga dictadura.

El tema era que Schmidt, a fines de 2008, debía presentar algo, un papel con la postura chilena para la Expo Shanghái en el plazo de una semana. En esos momentos, García se encontraba trabajando con Ana Costa, con quien tiene desde 1997 una consultora llamada El Otro Lado, donde ha entregado soluciones creativas a empresas.

La idea central de la Expo era cómo vivir mejor en la ciudad.

Su concepto, “La ciudad de las relaciones”, venía del siguiente análisis: si el problema de las ciudades es que tienen un sistema de vida que privilegia lo individual por sobre la colectivo, la clave hacia una mejor vida debe ser favorecer las relaciones y la colaboración entre sus habitantes.

También estaba el desafío de que, a través de ése concepto, había que acercarles Chile a los chinos. García lo veía así: “China es uno de nuestros mayores socios comerciales y tenemos gran intercambio económico con ellos. Pero, por otro lado, no tenemos ningún otro tipo de relación. Para nosotros China es el país más distante del mundo, el más extraño, al más difícil de llegar y el más difícil de entender. Por eso nuestro objetivo con ese pabellón era mostrar un Chile cercano. Que pudieras tocar, con el que pudieres relacionarte y con el que tenías cosas en común”.

García y Costa viajaron cuatro veces antes del inicio de la Expo a Shanghái, y una vez que se inauguró, se quedaron durante todo el primer mes. Ahí aprendieron que en esa ciudad energética, donde cualquier proyecto parecía posible, Chile no era más que la imagen básica de un país largo y angosto o el lugar, en el menor de los casos, donde habían nacido Salas y Zamorano.

La instalación costó porque, como recuerda García, “era como montar un museo en un año, pero en un edificio que va a durar seis meses”.

Aunque claro, cuando el diario “Shanghai Morning Post” los distinguió con el “Oscar al Pabellón más humano” y la organización los premió con la medalla de oro en la categoría “Desarrollo Temático”, puede que esos esfuerzos hayan valido la pena.

Porque algo tuvo el pabellón chileno que pensó García. Mal que mal, alcanzó ventas superiores a los US$ 2 millones y más de 3 millones de visitantes. El asunto es que, incluso después de este éxito, García y Costa no tienen en carpeta más proyectos con el Estado. A ellos, dicen, no los han llamado.

Fuente: Qué Pasa