COLUMNAS

UNA MARCA QUE CONVOQUE

20 de diciembre de 2010

LA CONCERTACION es una de las marcas más exitosas del mercado político en la historia chilena: bajo sus banderas se derrotó una dictadura y se eligieron cuatro presidentes. No obstante, hoy existen dudas sobre si vale la pena revivir, cambiar o enterrar la “marca Concertación”.

La inspiración inicial de la marca Concertación fue muy clara: recuperar la democracia, la libertad, la paz, el respeto por el ser humano, el imperio del derecho, la preferencia por los más débiles. Esas ideas convocaron, movilizaron y alinearon, porque eran ideales positivos que estaban en los genes de una nación que siempre se jactó de su democracia, de su estabilidad y de su libertad.

Hoy, en gran parte superada la inspiración que la fundó, la Concertación parece vacía, con historia, pero sin sentido, con simpatías aún en gran parte de la población, pero sin una nueva propuesta que alinee y movilice tras un proyecto común. El debate sobre el destino de la marca no es el correcto: llámese como se llame, la clave de toda marca es la inspiración que la sustenta y en descubrirla hay que poner toda la energía.

Toda inspiración política debe partir por reconocer los procesos sociales emergentes del país, porque las propuestas políticas inspiradoras son para despertar las potencialidades y movilizar no sólo en la superación de sus dificultades, sino también hacia la construcción de un futuro. Cuando falta esa inspiración, la única motivación que queda es vencer al adversario en las próximas contiendas electorales.

En 20 años de Concertación y casi uno de Alianza, Chile cambió. Hoy está pasando de ser el país de las primeras veces (primera vez con auto, primera vez que vuela en avión, primera vez que lo atienden en un hotel, primera generación en la universidad) a ser el país-de-las-personas-que-buscan-desarrollar-su-singularidad-para-ganar-su-propio-espacio. Parece complicado, pero no lo es tanto. Chile se está convirtiendo en una nación diversa.

Los viejos paradigmas caen. Hoy no sólo las carreras liberales tienen prestigio, se puede ser validado, exitoso y legítimo en muchas profesiones y oficios; hay muchas maneras de cumplir el rol de madre, desde la superprotectora a la entrenadora de sus niños que se preocupa de explotar todas sus potencialidades; en internet surgen nuevos proyectos empresariales de jóvenes chilenos que no reconocen limitaciones ni fronteras. Así en todos los terrenos.

Cualquier inspiración de una marca política que busque sintonizar con los votantes debe considerar que el desarrollo de la singularidad, el respeto y el incentivo de los propios talentos debe estar en el centro de su propuesta. El segundo factor quedó claro en este año lleno de tragedias. Allí se demostró que la singularidad debe terminar en un aporte a los demás, al bien común. La actuación de la niña de Juan Fernández que corre a tocar la campana para alertar del peligro, la de los carabineros de Iloca que avisan del maremoto y la del Desafío Levantemos Chile demuestran que toda iniciativa individual alcanza su máximo valor cuando se entrega a los demás.

Los grandes proyectos comunes, concebidos para acoger las iniciativas individuales, debieran ser el sello de la nueva inspiración de una marca que convoque, alinee y movilice.

EUGENIO GARCÍA

14Fuente: La Tercera